Las luces se encienden de pronto.
Como cada noche, el presentador anuncia mi nombre y yo, desde los recónditos suburbios del backstage, me vuelvo a asustar. El acorde de ese grupo de letras que conforman mi nombre siempre me asusta. No me acostumbro a escucharlas cerca de un escenario, cerca de esa barra de metal, cerca de toda aquella gente que,
(
Read more... )